En la actualidad la mujer es una protagonista fundamental dentro de la literatura. Su papel dentro de este sector es activo, y si bien queda mucho por recorrer, a día de hoy vemos escritoras de la talla de J.K. Rowling (“culpable” de enganchar a la lectura a varias generaciones), Camilla Läckberg (considerada por muchos la sucesora de otro nombre brillante como el de Agatha Christie) o Isabel Allende (parte de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras).
Sin embargo, al igual que en otros muchos otros campos, para llegar a esta situación la mujer tuvo que hacer frente a los prejuicios de distintas épocas y demostrar su valía como escritora. Un papel que asumieron sin miedo grandes pioneras que no tuvieron problema en cumplir sus sueños literarios y, a pesar de las críticas, enseñaron a generaciones posteriores que lejos de aceptar un rol donde quedar relegada a su hogar, debían ponerse manos a la obra.
La historia de la literatura cuenta con varios ejemplos que pueden encontrarse incluso algunos milenios antes del nacimiento de Cristo, u otras que lucharon contra los prejuicios de tiempos más modernos. Nombres de mujeres que, con motivo del 8 de marzo, merece la pena recordar para agradecerles su trabajo y el legado que hoy podemos disfrutar.
1.- Enheduanna
2.- La Antigua Grecia
3.- Roswitha
4.- Las trobairitz
5.- Santa Teresa de Jesús
6.- Sor Juana Inés de la Cruz
7.- Jane Austen
8.- Virginia Woolf
9.- Escritoras actuales
Enheduanna
Hay que remontarse hasta el Imperio Sumerio para dar con el nombre de la primera autora de la que se tiene registro. Su nombre, o más bien su título, fue el de Enheduanna. A esta sacerdotisa se le atribuyen numerosos himnos de los que dejó constancia en tablillas de barro. Una autora que en el 2.300 A.C. empezaba una carrera que, a la postre, iba a terminar por brindar a la mujer un papel protagonista en la literatura.
Desconocemos si antes de Enheduanna existieron otras escritoras que dejasen un legado literario (la lógica nos invita a pensar en que así fue). Pero siendo estrictos esta sacerdotisa es la primera autora de la que existe un registro fehaciente. No es de extrañar que el Imperio Sumerio albergara este hito en la historia dado el papel que la mujer tenía en este territorio.
A diferencia de otros imperios, en el caso del sumerio, la mujer estaba habilitada para acceder a puestos directivos. La misma Enheduanna ostentaba un papel que podríamos considerar como máxima autoridad religiosa.
La Antigua Grecia
Grecia también albergó el nombre de numerosas autoras que recogieron este testigo y dieron buena cuenta de su talento literario. Un ejemplo que podemos citar es el de la poetisa Ánite de Tegea que en torno al S.III A.C., quien dejó un legado que se puede consultar en la Antología griega.
De hecho, la fama de Ánite fue tal que incluso hay quien la versión femenina de Homero por la calidad de sus obras (palabras dedicadas por Antipater de Tesalónica a esta autora). Una obra compuesta, principalmente por sus versos, a menudo inscritos en lápidas fúnebres). A destacar, también, de esta poetisa es que fue una pionera en el mundo literario griego ya que de su puño y letra nacieron los primeros epitafios dedicados animales.
Tampoco podernos dejarnos atrás a Praxila, autora anterior a Ánite y que fue la primera de las consideradas como nueve poetisas inmortales. Por desgracia, la mayor parte de sus obras se perdieron y solo conservamos fragmentos que nos revelan su versatilidad ya que de su puño y letra nacieron escoliones (canciones de banquete), himnos y ditirambos (odas corales representadas en las festividades dedicadas a Baco).
Roswitha
Esta religiosa alemana aparece en la historia de la literatura con muchos nombres: Hrotsvita, Hrosvit, Hrotsvit, Roswitha y Hrowitha. Pero si bien existen diversas formas de referirse a esta monja, hay una cosa clara: a ella se le atribuyen las primeras obras de teatro en latín de la Edad Media.
En esta obra dramática podemos destacar un marcado carácter religioso en donde los protagonistas se enfrentaban a una tentación a la que debían resistirse para alcanzar una gran virtud al final. Muestra de ello es Gallicanus, que nos habla de un general que pide la mano de la hija del emperador Constantino, quien previamente había jurado consagrar su vida a Dios. La trama de esta obra conllevará la conversión del militar y su muerte como mártir (perdón por el spoiler).
Pero el legado de Roswitha se extiende más allá del género dramático. La religiosa también destacó por su obra poética, de la que destacaremos los versos de Vita Mariae, basado en uno de los evangelios apócrifos de la Biblia, el de Santiago en donde se nos narra la infancia de la Virgen María y los primeros años de Jesucristo.
Las trobairitz
Ya hemos hablado antes de las trobairitz, mujeres dedicadas a la literatura durante la Edad Media que, por desgracia, fueron silenciadas durante mucho tiempo. Quizás cuando escuches la palabra “trovador” rememores a esos pintorescos personajes que ataviados con mallas y sombreros con una pluma, lanzaban versos al son de su laúd.
Sin embargo muchas mujeres participaron en la creación literaria de esta época (recordemos a la antes mencionada Roswitha). Pero, ¿quiénes fueron las trobairitz? Su nombre puede traducirse como “las trovadoras” y su historia es la de un grupo de mujeres compositoras de versos seculares. Una acción que rompía con el rol que se atribuía al género femenino en la Edad Media.
Mientras que el papel de la mayoría de las mujeres en esta época era secundario y pasivo, las trobairitz tenían un rol activo al componer versos y recitarlos en la corte. Obras eran toda una declaración de intenciones ya que en este caso no era el hombre quien reclamaba el amor de una chica, sino que esta declaración de sentimientos se daba a la inversa.
Santa Teresa de Jesús
Podemos definir a la religiosa como una mujer de armas tomar. Un fuerte carácter acomapañó siempre a Santa Teresa que fue definida por el padre Suárez, provincial de los jesuitas, como “fémina inquieta y andariega”. Pero en los que atañe, su obra literaria, la fundadora de las Carmelitas Descalzas tuvo que hacer frente a la Inquisición por sus creaciones.
De hecho Santa Teresa tuvo que hacer frente al Santo Oficio en Sevilla. Por culpa de estas tensiones, la abulense quemó su manuscrito Meditaciones Sobre El Cantar de los Cantares, ante el temor que causaba una posible acusación por difundir las sagradas escrituras en la lengua del vulgo.
También hay que destacar el recelo que causó su propia autobiografía en donde muchos de sus debates espirituales con un tono cercano al de la herejía (atendiendo al criterio de los inquisidores que la persiguieron).
Sor Juana Inés de la Cruz
Al igual que con otras autoras de su época, Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como sor Juana Inés de la Cruz, tuvo que hacer frente a una época en donde la mujer tenía un papel relegado a labores muy alejadas de la escritura. Sin embargo, la religiosa, se impuso a este criterio y no solo sacó adelante varias obras, destacan sus comedias, sino que además se atrevió a presentar a protagonistas femeninas muy distintas de lo que era lo habitual en aquellos años.
La mujer en los escritos de sor Juana Inés era capaz de hacer frente a todo, no necesitaba a un hombre que la sacase de apuros. Todo un alegato feminista que seguimos viendo hoy en día y que se opone al rol de damisela en apuros que a menudo asumen los personajes femeninos.
En definitiva, unos escritos en donde puede verse cómo la religiosa abogaba por una igualdad en el acceso a los conocimientos en ambos sexos.
Jane Austen
Damos un salto en el tiempo hasta el S.XVIII para encontrarnos con Jane Austen, un claro ejemplo de lo que significa luchar contra la norma impuesta, ya desde pequeña la autora se caracterizaba por no seguir los protocolos. Una actitud que más tarde se convirtió en una crítica social que ponía en duda los roles de género que asumían hombres y mujeres.
Si hablamos de su obra, no hay que olvidar que en esta época el papel de la mujer siempre quedaba relegado a segundo plano. Pero Austen no solo se atrevió a destacar en un mundo de hombres sino puso a su género como protagonista indiscutible de sus relatos. Un buen ejemplo es Orgullo y Prejuicio, en donde satirizaba el papel de las jóvenes británicas.
En la obra se refleja cómo en el S.XVIII la única decisión importante que podía tomar una mujer era la de su matrimonio ya que este iba a definir su futuro. Toda una crítica al nulo papel de este género durante la época donde acontecieron grandes revoluciones sociales como la industrial o la francesa.
Virginia Woolf
La obra de Virginia Woolf puede definirse, sin paños calientes, como “adelantada a su época”. En las páginas de sus libros podemos encontrar personajes que viven su sexualidad de forma libre (al igual que la escritora) e incluso protagonistas transexuales. Su obra compone un ejercicio de reflexión social.
Una reflexión que se mostraba en sus libros a través del diálogo interior de sus personajes. Un ejemplo es la novela Orlando, en donde el protagonista vive a lo largo de distintos siglos y asiste a numerosos cambios (incluso se convierte en mujer). Cuando este varón se ve en la piel del género femenino comprende las grandes trabas a las que este tiene que hacer frente e invita al lector a hacerse la pregunta, ¿es justo el rol que asumen?
Escritoras actuales
Por supuesto, la contribución de la mujer al mundo de la literatura no ha terminado y a día de hoy son muchos los nombres que aportan sus creaciones. Al principio de este artículo mencionamos a Isabel Allende (@isabelallende), autora que se ha convertido en un referente de las letras hispanas. Otras escritoras como Clara Sánchez, quien ha conquistado grandes premios como el Planeta o el Nadal, son sinónimo de calidad.
Almudena Grandes (@AlmudenaGrandes), Elvira Lindo (@ElviraLindo), Lorrie Moore o Najat El Hachmi son otros nombres que podemos encontrar en el extenso catálogo de grandes autoras. Una oferta cultural que te animamos a descubrir.
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2 comentarios
Excelente iniciativa la de compartir este artículo en un día como hoy. Yo he leído algo de Agatha Christie, soy muy fan de la saga Harry Potter de J.K. Rowling y me gusta mucho Isabel Allende. Pero estas son solo algunas de las escritoras cuyas que me han acompañado a través de sus obras desde mi niñez hasta hoy. Felicidades a todas las mujeres, también a las MUJERES ESCRITORAS.
Muy buena la propuesta del artículo, agregaría la figura de Sor Juana Inés de la Cruz, imprescindible en las letras hispanoamericanas.