Cuando contacté por primera vez con esta editorial no pensé que mi trabajo fuese a ser publicado. Ya no sólo por ser un escritor novel, sino por la ambición del propio proyecto. Se trata de una trilogía -de momento- fruto de años de trabajo y de retoques constantes acerca de una historia que comenzó siendo un pequeño relato. Y, sí, a pesar del volumen de la obra, todo se inició como un microrrelato para entregar en clase de lengua y literatura, hará ya casi 9 años. La historia de cómo pasó de ser un relato a una historia de grandes dimensiones es lo que pretendo plasmar en este post.
Siempre había leído libros e historias que se distribuían en diferentes libros, no necesariamente en tres, y aquello era algo que me fascinaba, aunque aún no sé muy bien por qué. El hecho de relatar de manera tan detallada una historia y que tuviese ese «gancho» para continuar en un segundo e incluso un tercer libro, me llamaba poderosamente la atención. Y, con el tiempo, comencé a ampliar mi historia. Lo primero que tuve que hacer, fue cambiar el punto de vista desde el que contaba el relato. Todos sabemos que uno, cuando escribe, no lo hace igual cuando tiene 13 que cuando tiene 20 años. Y, además, el narrador de la historia, trataba de hablar con el lector, cosa que descarté tan pronto como lo vi.
Después llegó el momento de evaluar cómo se contaba la historia. Es decir, si los diálogos tenían sentido, si lo que contaba el narrador iba en consonancia con lo que quería transmitir en la obra. Y fue realmente duro. Deshacerme de aquel manuscrito y modificarlo casi por completo fue como sustituir una parte de mí. En el fondo sabía que la historia daba para mucho más y, si quería que tuviese éxito, tendría que hacerlo mucho mejor de lo que estaba, aunque con ello desechase por completo un relato escrito desde la inocencia de un niño.
Y, al fin, llegado un momento, me di cuenta de que había algo en aquella historia que tenía tirón. No sabía si era el propio destino de los personajes, o si se trataba de lo fantástico de Adalia, pero fui capaz de verlo y decidí explotarlo. Fue poco a poco, añadiendo tramas nuevas, personajes carismáticos, nuevas localizaciones dentro del mundo e incluso añadir cierto «picante» con escenas románticas algo subidas de tono o escenas violentas cargadas de muerte y sufrimiento. El caso fue que la historia cada vez se hizo más y más grande, hasta el punto de haber escrito los dos primeros libros y estar, actualmente, realizando el tercero.
Quién sabe lo que me depara el futuro, lo que me depara Adalia. Quizás la fantasía de la obra sólo sea un aliciente para que mi ilusión crezca o, tal vez, sea la historia que siempre quise escribir. Aquella que, un día siendo un niño, decidí empezar.