Antes del principio ya existía la música, pero nadie lo sabía, ni siquiera los que la emitían. Había muchos concertistas, pero tampoco sabían lo que era un concierto. Cuando el hombre se comunicaba con gruñidos, el ruiseñor lo hacia cantando. El hombre aprende, la naturaleza enseña. Todas las artes son bellas, la música es sublime. Cuentan las crónicas del momento que los maestros instrumentistas tardaron años en arreglar y reponer todo el estropicio originado, viviendo hasta la restauración de la música una época de oscuridad y tristeza.