Durante la escritura de este libro, ha aprendido de los errores cometidos y, sobre todo y lo más importante, ha aprendido a perdonar. Cuando comenzó a escribir, el objetivo era relatar las vicisitudes de una familia de Albacete que, como muchas en la década de los 50-60, vinieron a Barcelona a buscar una mejor calidad de vida. Como en un trabajo de alfarería, se ha ido modificando el contexto para dar paso a un fondo diferente de la historia, donde la autora termina desnudando literalmente su alma. Ha hecho limpieza del armario de su vida. Y lo más curioso es que no ha sido consciente de ello hasta que ha finalizado el trabajo.