Cómo nacieron mis libros. ¿Y si te dijese que llevo escribiéndolos desde siempre?
Es normal que la gente pregunte: “¿Cuánto tardaste en escribir tu libro?” o se sorprenda y diga “¿¡Ya has escrito otro!?”.
En realidad ambos libros eran originalmente uno.
Aunque toda la vida he escrito poemas, relatos, frases y hasta una pequeña novela (que ha quedado perdida en un cajón junto a otros sueños adolescentes) hace mucho tiempo empecé a sentir la necesidad de contar mi vida. Claro, yo no soy un personaje famoso ni me ha pasado nada del todo extraordinario. Pero me ha pasado “de todo” y todo lo he superado esforzándome por aprovechar cada experiencia para crecer y mejorar.
Mis amigas me decían ¿”Cómo haces para seguir adelante siempre con una sonrisa? Tú deberías escribir un libro”. Y entonces lo empecé.
Cada página era un viaje en el pasado, a veces bastante duro.
Los años iban pasando y aquel libro me gustaba cada vez más pero nunca podía redondearlo y darle forma definitiva. Siempre faltaba el tiempo para sentarme tranquila. Un tiempo robado por tantas prioridades cotidianas.
A finales de setiembre de 2020 fallece mi papá. Continuamente y más que nunca me resonaban las palabras que él siempre decía: “Vivan hoy, aquí y ahora. La vida es hoy”. Me dije entonces que ese era el momento: el libro tenía que tomar finalmente forma física.
No sé si fue por la angustia que tenía en aquel momento pero cuando volví a leerlo después de un largo tiempo sin hacerlo, sentí que no podía continuarlo con ese formato. Me gustaba sí, pero me sentía demasiado expuesta contando tantas cosas. Y no solo yo, sentía que exponía a mis hijas también.
Decidí cambiarlo y hacer algo pequeño, que se compusiera solo de extractos de aquellas experiencias y que se centrara sobre todo en las herramientas que yo había utilizado para superar cada una de ellas y las cosas que con cada una aprendí. Al final terminé volcando mis sentimientos más profundos, contando anécdotas y hablando del niño interior que todos tenemos y tantas veces olvidamos. Se transformó en un humilde legado para mis hijas y para quien quisiera recibirlo. Un homenaje a mis padres, a la familia, a los valores, a la vida. Así nació Sin reproches.
Pero quedaba mucho que Sin reproches no contaba. Quedaba todo lo que había dejado afuera para no exponerme. Las historias que, en definitiva, me habían dado la fuerza de la que tanto hablaba en el libro.
Tomé todas las páginas y empecé a cambiar los nombres y algunas fechas. De pronto todo fluía. Yo ya no sufría cuando escribía, sino que disfrutaba cada palabra. Me gustaba jugar a que era yo pero a la vez no lo era. Las historias tomaban forma rápidamente y me remontaban también a historias que me habían contado y a otras que me había imaginado. Me sentí la protagonista de todas y de ninguna. Era fantástico.
Empecé y no pude detenerme. Me invadían los recuerdos, las ideas, las palabras. Fue una de las experiencias más maravillosas de mi vida. Y entonces lo terminé y nació De amores, pasiones y traiciones.
Si hoy tuviera que responder a la pregunta: “Cuánto tardaste en escribir tu libro?, la respuesta sería: “Todo lo que llevo de vida”.