A mis 39 años llegué a San Carlos de Bariloche, un lugar increíble para vivir. Lo que no sabía de Bariloche es que me estaba esperando, yo formaba parte de él.
En octubre del 2017, después de un mes y medio de mi llegada, decidí tomarme unas vacaciones para mí sola, para mi reencuentro. Así que me tomé 5 días fuera de mi rol como esposa y madre de un niño de 3 años y medio. Habían sido meses intensos hasta nuestra llegada a Bariloche, así que elegí un seminario Zen en Villa La Angostura. Un pueblo cercano lleno de tranquilidad, belleza y paz.
En la última meditación del seminario, tuve una revelación, por primera vez en 39 años, me sentía arraigada a un lugar. ¡¡BARILOCHE es mi tierra!!
Ah, por cierto, es importante comentar que soy española, me enamoré de mi presente marido en Andorra, nos casamos y estamos viviendo en Argentina desde el 2011. El amor me trajo a la Argentina, sintiéndome libre y feliz. Pero ese día, ese día en La Angostura…. nunca lo olvidaré.
Cómo las lágrimas corrían por mis mejillas, acariciándome y consolándome, sintiendo esas palabras de mi Anita interna diciendo:
– Por fin llegaste a casa. Bienvenida. – Aún me conmuevo cuando lo recuerdo.
Todo mi caminar hasta ese momento fue lleno de aventuras y desventuras, que me hicieron quien soy, esa niña valiente y soñadora que por fin llegó a su hogar.
Después de unos años, al inicio de pandemia en 2020, con mi segundo hijo recién nacido, comencé a acompañar a mi hijo de 6 años en su primer año escolar a través del zoom.
Al no saber cuánto tiempo podría extenderse esta pandemia, ver el rechazo y frustración de Santi con la escuela, comencé a escribir un libro para él.
A Santi lo hice partícipe con la ilustración de los dibujos y yo me encargué de la historia. Me basé en que él aprendiera y en poder acompañarlo emocionalmente con lo que iba viendo que necesitaba.
Así que nació “Rubi” un dibujo que cobró vida interesado en toda nuestra creación. Eri, el niño que lo dibujo, lo llevó a través del tiempo en una máquina creada por él. Fueron hasta el inicio del universo y pasaron por el desarrollo de él, viendo las diferentes etapas evolutivas de la Tierra hasta hoy. Mi Robot Rubi enseña la importancia de creer en uno mismo, que todos tenemos el potencial de hacer todo lo que nos propongamos hacer. “CREER PARA CREAR”. Por eso contiene actividades para que los niños y niñas puedan ser los protagonistas de sus propios dibujos e historias.
Este fue mi inicio con la escritura.
Terminamos el libro y lo imprimí en junio del 2022 de manera independiente. Después de la gran aceptación del libro Mi Robot Rubi quiso llegar a más personas, a todos los niños y niñas que debiera llegar. Y ahí es donde me pongo en contacto con la gran editorial “EXLIBRIC” y abraza nuestro libro.
Sin duda alguna es uno de esos momentos en que la vida me ha sorprendido.