El PERFUME EN LA ALMOHADA
La poesía es como la propia almohada
que nos guarda los secretos del alma.
La poesía sirve para airear nuestra
memoria- nuestras emociones anheladas.
La poesía la construimos con el pensamiento,
con nuestras tristezas y gozos cuando
el corazón acelerado nos incita a dibujar
aquello que de dolor a veces sangra.
Poesía es abrir una ventana y respirar el aire
limpio y perfumado al punto de la mañana,
mientras escuchas el trino del pájaro en la retama;
el chirriar en tono libertario a su dulce enamora.
La poesía es como ahogar el sufrimiento dentro de
un vaso de agua extraída de las profundidades de la
tierra, filtrada de sus entrañas, para calmar la vigilia
del que carece de amor o le retuerce el dolor
porque no encuentra la calma.
Pero también es poesía la música que al cantor
le brota de su garganta.
Es la rosa que se abre al despuntar la mañana.
El perfume de dos cuerpos que dejan sobre la almohada.
Es el paso del pastor solitario en su atalaya.
El sonido del arroyo, cuando el agua pasa y calla.
El despertar de la alondra.
El viento de la mañana.
El silencio empalagoso de la ciudad apagada.
Es el calor aun reciente cuando sales de la cama,
casi soñando despiertas, pensamientos y nostalgias,
que nos dejan los recuerdos de vivencias ya lejanas.
Es poesía: cada noche y también cada mañana.
Es poesía lo que sueñas, la cabeza en la almohada.
Hortensia Alcalá García
«Mojando de perfume la almohada»