Las madreselvas
(Romance)
Josefina y Jacinta son dos amigas, cada mañana juntas van a la escuela. Jorge, que es el vecino, las acompaña mientras les cuenta cosas, historias nuevas.
Josefina lo mira muy de reojo, y Jacinta no puede con sus enojos.
Josefina tiene cabellos rubios y piel de trigo, aspecto halagüeño y una sonrisa para su amigo. Pero madre no tiene ya la chiquilla, y su padre la manda al lavadero, tabla y rodilla.
Jacinta por defecto es alta y fea, color de piel oscura, cabello negro y gesto grosero, ¡¡que bien le queda!! Cubriendo su melena con un pañuelo, luciendo los zarcillos y anillos nuevos.
Los años van pasando, ellas creciendo. Jorge y Josefina dan fe de ello.
Jacinta los contempla con mucha envidia entre las madreselvas por las rejillas.
Llegó otra primavera, también las flores de madreselvas. El olor a jazmines y sus colores hacen que aquel muchacho de ojos azules que historias cuenta se fije en ella. Se fija en los zarcillos y los anillos, que al padre de Jacinta parné le cuestan.
Los años corren como crece en el muro las madreselva, ¡¡dicen que quien las mira pronto se casa con quien las riega!! El padre de Jacinta le compra antojos, para pronto casarla con el buen mozo. En tanto la mocita va que se sale porque a Jorge lo tiene ya en los altares.
El verano ya quiere hacer presencia, perfumando las noches la madreselva. Festejos en las calles, las alboradas, que Jacinta se casa muy bien casada. Las vecinas del pueblo les llevan flores, deseando a los novios buenos amores.
La campana en las torre repica a boda, el vestido de novia con larga cola. El novio va de negro, camisa blanca, y la corbata verde, verde esperanza.
En la torre más alta de la otra iglesia, la campana redobla por una pena, Josefina se llama la que hoy se entierra, que de amores se muere, se muere ella.
Hortensia Alcalá García
(Cheña)