Amor y dolor

Amor y dolor

Me había quedado dormido sin comer, luego de unas horas de reparador sueño, mamá me despertó de una manera tan dulce que nunca podré olvidar aquel momento. Eran las 3:00 de la tarde cuando un ligero sobresalto me advertía que estaba saliendo de la cama, al abrir los ojos vi a mi madre, quien con insuperable ternura me dio un pequeño trozo de pan andino. Aquel bocado, me supo a gloria. Las miradas entre nosotros conectaron nuestras almas, en un plácido y mudo entendimiento.

Muchos años después, siendo yo un adulto, mi madre murió. Mi hermano me lo comunicó, en una noche de luna llena. Al conocer la terrible noticia me dirigí a la clínica donde estuvo hospitalizada, al llegar al lugar caminé hasta la habitación donde yacía su cuerpo inerte. Me acerqué hasta poder apreciar aquel pálido rostro. Me senté en su lecho, no tuve el valor de besar su frente, ahora me resultaba ajeno y me resistí a aceptar tan duro escenario. No logré mantener la mirada, sobre aquella fúnebre cama, no sé si por cobardía o por instinto de conservación. Una fría e indescriptible sacudida se apoderó de mi cuerpo, de mi conmocionada mente y de mi nublado espíritu. Una desconexión casi total de cuanto me rodeaba me ocurrió de repente. Salí como empujado por un resorte, de aquel recinto. Cual autómata, anduve unos pasos sin tener noción de hacia dónde iba, ni del entorno, ni del momento; algún familiar me atrapó y me estrechó entre sus brazos, fue en ese instante cuando estallé en desgarrador llanto y mi dolor fluyó con una fuerza incontrolable.

Ya había transcurrido una semana del fallecimiento de mamá y aún seguía consternado. Disminuido, como andaba, me encontré con ese espejo. Ese cuadro enmarcado en madera parecía un antipático retrato dinámico. Plagiaba a la perfección, en total sincronía, mi semblante y mis movimientos. Me resultó indolente e inclemente, mostraba una imagen que no era de mi agrado. Ese no era yo. Lo reté y le fijé mi mirada. Al contemplar aquellas representaciones pictóricas, pasé del rechazo a la compasión y luego a la interpretación de sus mensajes. Detallé la postura corporal que reflejaba aquel artefacto y comencé a hacer suaves movimientos. Al principio estuve muy tenso, me vino una desanimada sonrisa y en seguida se despertó mi niño reprimido y entristecido. Mis lágrimas brotaron  frente aquel testigo cómplice. Perdí la noción del período transcurrido, mientras estuve con ese imperturbable delator, cual actor fingí estados de ánimo e hice muecas. Había aceptado a aquel vidrio reflector tal y como era, asimilaba el contenido que me presentaba con absoluta franqueza. Sin percatarme me estaba dando cuenta de aquella singular situación, por la que atravesaba. Reconocí una vez más mi inmenso amor hacia mí adorada madre y me resentí en un profundo y agudo sufrimiento, por su inaceptable partida. Sabía que debía darme el tiempo necesario para levantarme, tal y como  ella lo hubiera deseado.

 “El amor nunca pasará”. 1 Corintios 13:8

Cosme G. Rojas D.

21 de enero de 2017

_____________________

Tomado del libro Relatos cortos del camino (del mismo autor)

Co
men
tarios
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Eres tú el siguiente autor de ExLibric?

Únete a
nuestros escritores

Las cookies de este sitio web se usan para personalizar el contenido y los anuncios, ofrecer funciones de redes sociales y analizar el tráfico. Además, compartimos información sobre el uso que haga del sitio web con nuestros partners de redes sociales, publicidad y análisis web, quienes pueden combinarla con otra información que les haya proporcionado o que hayan recopilado a partir del uso que haya hecho de sus servicios.

Las cookies son pequeños archivos de texto que las páginas web pueden utilizar para hacer más eficiente la experiencia del usuario.

La ley afirma que podemos almacenar cookies en su dispositivo si son estrictamente necesarias para el funcionamiento de esta página. Para todos los demás tipos de cookies necesitamos su permiso. Esto significa que las cookies que están categorizadas como necesarias se tratan con base en RGPD Art. 6(1)(f). El resto de cookies, es decir, aquellas de las categorías de preferencias y marketing, son tratadas con base en RGPD Art. 6(1)(a).

Esta página utiliza tipos diferentes de cookies. Algunas cookies son colocadas por servicios de terceros que aparecen en nuestras páginas.

En cualquier momento puede cambiar o retirar su consentimiento desde la Declaración de cookies en nuestro sitio web.

Obtenga más información sobre quiénes somos, cómo puede contactarnos y cómo procesamos los datos personales en nuestra Política de privacidad.

Al contactarnos respecto a su consentimiento, por favor, indique el ID y la fecha de su consentimiento.

cookie
Recursos para:

Escribir

Editar

Publicar

Promocionar

Otros Recursos
¿Quieres publicar tu libro?

Empieza hoy tu aventura literaria de dar a conocer ese libro que tanto deseas ver en las manos de tus lectores.

¡Gracias!

Tu solicitud se ha enviado correctamente y en breve recibirás una respuesta de nuestros editores

Exlibric editorial logo blanco