En esta breve historia, Francisco Machota Aranda nos pide que luchemos contra esos populistas que niegan la evidencia y falsean la verdad de lacras como la violencia de género, lo heterogéneo de nuestra existencia, el cambio climático, nuestros derechos humanos, etc. El autor utiliza las tinajas como símbolos de todo aquello que alberga nuestra alma, algo que con el tiempo hay que descubrir para que aflore esa verdad, que es la savia de nuestra vida, germinando camino de la felicidad, inundada por un «nosotros», descartando el siempre egoísta «yo, yo y yo».
