Desnuda frente a mí
El miedo es como el veneno de una serpiente. Puede llegar a paralizarte, la diferencia es que no sabes de dónde vino el mordisco, ni tampoco en qué momento te inyectaron el veneno; quieres atreverte, pero hay una vocecita interna que te detiene, dejando, irremediablemente, a tu cuerpo petrificado.