No creas cuando te digan que he muerto
Mi nombre es Lydia y, aunque ahora podáis escucharme, me arrebataron la vida desde mi más tierna infancia; mis propios padres se encargaron de ello. Tuve que soportar las humillaciones, vejaciones e insultos de un padre alcohólico; la incomprensión de una madre que me hizo partícipe, cuando aún era yo demasiado niña, de sus conflictos con su marido y con el mundo entero; y a un hermano, siempre ausente y distante, que se puso de parte de todos aquellos que nos humillaban e insultaban….