Gabriel Fernández Pérez ha amado los libros y las letras desde que tiene uso de razón. Ya con seis años leía El Quijote, a Salgari, Dickens o Julio Verne y todo lo que cayese en sus manos, desde los tebeos y las novelas rosa de Corín Tellado hasta las heroicidades de los superpistoleros de Marcial Lafuente Estefanía. Aunque su formación reglada, debido a las circunstancias, fue intermitente y la fue completando ya de adulto, tiene claro que los libros, y no precisamente los de texto, han sido su universidad y le han enseñado como el mejor maestro, le han acompañado como el mejor amigo y le han permitido descubrir mundos ignotos que nunca habría conocido de otra manera. La ruta oriental es su primera novela, que no su primera obra, pues antes escribió algunos relatos cortos y una pieza de teatro satírico-cómica titulada El subsecretario, en la que se reflejan a los políticos de hoy en día y la política que practican.