Judith Terrazas Vaquero (Granada, 1971). Desde que aprendió a leer a los cuatro años por su acusada dislexia, nunca ha dejado de leer ni de escribir. La lectura siempre ha formado parte de su vida diaria, constituyendo una terapia para ordenar las palabras y las ideas. Tiene miles de libretas llenas de relatos, diarios guardados por todos lados. En 2016, tras la muerte de su abuela, escribió su primera obra, A destiempo, una biografía familiar en honor de esta, publicada bajo el pseudónimo Ruth Somoyanovich. Antes de ello ya escribía cuentos que se inventaba para leérselos a sus hijos. En lo que a Treinta y cinco segundos se refiere, la empezó a escribir en 2006, pero no ha sido hasta hace unos meses cuando la volvió a sacar del cajón, añadiendo algunos de los cuentos que tenía escritos a la historia que en su momento dejó inacabada.