Tardó en alzar la voz, en creerse poeta, en coger un micrófono y leer lo que escribía, incluso tardó en publicar su primer libro. Una vez que se decidió a hacerlo emprendió una carrera de fondo sin parar de escribir. Sintió un impulso incontrolable de expresar. Desde su infancia, alimentó la curiosidad y la necesidad de respuestas. Aquello le llevó a lecturas de todo tipo, incluidos ensayos psiquiátricos y psicológicos. Ahondó en la música rock, que le conectó con los poetas beatniks desde los once años.
Sin la imaginación desbordada de su abuelo y la adicción a la literatura de su abuela no sería quien es. Creció en un pueblo marinero, La Carihuela, en Torremolinos. El contacto con aquella naturaleza salvaje que todavía podía respirarse en los años sesenta abrió en canal la sensibilidad y la imaginación de una niña más bien solitaria que se formó en Filología Hispánica y hoy se gana la vida como profesora de Lengua, Literatura e Inglés.
Hasta el momento ha publicado en poesía Del tango al blues (y vuelta al sur), 2008; Stoner, 2010; Del metal al caos (Aleación III) , 2012; Des-mito, ego te absolvo, 2015 y Metalingüística en vena, 2016. Editorial Líneas Difusas, así como Alicia, 2011 (cuento); o los poemarios cortos Carretera y manta, 2013 y 13 ácidos 13 (inserto en la antología Parece que ya/pero todavía no), 2015.
Además también ha colaborado en obras como el poemario Inteligencia artificial, 2011, del que realizó el prólogo. También formó parte de la obra de autoría colectiva Viajes alternativos, poesía y prosa de las utopías personales, dirigida y prologada por Javier Rodríguez Barranco y editada por Airon 60 en 2013.