Rafael López Vegas (Cartaojal, Antequera) es el tercero de una familia de cuatro hermanos. Empezó a trabajar desde niño, ya que, al quedarse huérfano de padre a los siete años, no tuvo más remedio que dar lo mejor de su persona. Sus padres eran trabajadores del campo por cuenta ajena y a todos les tocó vivir los difíciles tiempos de la posguerra.
El primer empleo que tuvo Rafael fue como lazarillo de Antonio, el Santo, y la segunda colocación, de porquero poniendo orden en la piara de los cochinos en la finca J. Parejo. A los doce años, vendió pescado fresco en un puesto en la plaza del pueblo. En 1959, emigró a Barcelona y se colocó como operario en el control de calidad de una fábrica de carrocerías para camiones, Bosuga S. A., permaneciendo en ella durante un largo periodo de tiempo. En el año 1965, mientras cumplía el servicio militar obligatorio, obtuvo el certificado de estudios primarios en un curso de alfabetización. Se colocó de cocinero, preparando el sustento a los oficiales del cuartel de Puigcerdà (Gerona).
El día de Santa Ana de 1967, contrajo matrimonio con María. Después se estableció por cuenta propia, abriendo al público una tienda de regalos. Casado y con dos hijas, el 4 de julio de 1982 él y su familia retornaron a la ciudad de Antequera, ofreciendo al público juguetes, artesanía de Andalucía y, en particular, recuerdos de Antequera, hasta su prejubilación, que se produjo a principios de enero de 2003.