De mi poemario: Luminarias
(A ti mujer)
Las insaciables luminarias
alzadas a las puertas del Edén,
guardianas de las inviolables verdades,
abominan del laberíntico macho doloso.
El carroñero miserable,
adornado con su corona de barro
enzarzada entre guirnaldas caducas,
Irredento,
blande sus agostadas herrumbres
empapadas de inútiles falsedades.
Ella, la hacedora de semillas,
indócil, rebelde y erguida,
acepta el néctar inagotable
de la eterna cornucopia.
Su nombre: Alborada,
dibuja las vidas de los niños
hijos de las sierpes milenarias,
arropados por los rebozos de Sofía.