Pienso en el misterio de la palabra en sí mismo… a veces, ayuda a perfilar un sentimiento tanto como otras lo entorpece. A veces, crea despertares en tu mente y, otras, te hace caer en la oscuridad. Pienso en que tiene el poder de crear cosas, por eso buscamos el silencio porque el vacío nos calma, pero, luego, caprichosos, creamos historias porque, en el fondo, somos como niños que nos gusta jugar y necesitamos la palabra para crear juegos.
Pienso en que la amo con sus perfiles, sus normas y su posibilidad de romperse; en la infinitud de opciones que ofrece sin que la vayas a buscar, ella siempre está y siempre aparece.
La palabra es una y el amor no envejece.