El pasado viernes, 2 de agosto, fui invitado a la Miniferia del Libro de Los Barrios (Cádiz). Además de ocupar un stand para la firma y venta de libros, tuve una intervención en la sección de Temática Eros-Tica de este evento de nueva creación. Mi cometido era responder a una pregunta: ¿Cómo componer narrativa erótica?
Lo cierto es que no tengo ni la más remota idea de cómo lo hacen otros autores, así que expuse mi manera de hacerlo. Como bien sabes, querido lector, en mi forma de entender el erotismo hay algo más que sexo. En mis obras, el erotismo es un hilo conductor para hablar de otros temas como la variedad de prácticas, la igualdad, la diversidad corporal, el perdón, la redención…
Así que elijo una temática erótica, una fantasía o práctica, que considere idónea para ilustrar de forma metafórica aquello de lo que intento hablar o que pueda contener el mensaje entre líneas que quiero trasladar. Podría transmitir el mensaje de forma más explícita, pero entonces no estaría retando a tu mente a abrirse, otra de las funciones que ejerce nuestra querida literatura. A partir de ahí, intento siempre construir una historia que lleve a esa práctica, que la parte erótica de cada relato o novela no sea gratuita.
Al final, puede que te preguntes por qué usar el erotismo y no hacer una redacción más sesuda y directa de lo que quiero contar. Yo te lo respondo: si, antiguamente, se decía que «la letra con sangre entra», ¿por qué no probar algo más agradable? Yo, sinceramente, prefiero la caricia, el beso, el lubricante de sabores y otros fluidos corporales. Al menos, si no se entiende el mensaje, habrás disfrutado del canal. Y, si se entiende, ambos tendremos un orgasmo intelectual.