Querido deseo:
Me dirijo a ti, por fin, para expresar mis sentimientos. Siempre oculto en lo más profundo de mi ser, pero a la vez, satisfactorio.
Cómo decirte que con una mirada arde en mi interior, con un simple roce me estremezco, con una sonrisa tengo el día endulzado, incluso los meses.
Nunca hemos tenido ni una conversación, tan solo una química distante.
Estimado deseo, eres la flor de mi existencia y el motor de mi vida, lo que me hace levantarme cada mañana, pasar lo días y sentir siempre que puedo. Esas vibraciones muy particulares, al igual que las sinapsis de las neuronas, no podemos conectar.
Nunca hemos pasado la línea de lo prohibido y creo que no lo llegaremos hacer, todos tenemos unos límites.
Deberíamos seguir soñando, imaginar las tempestades juntos, luchar en el mismo sentido fortaleciendo nuestro vínculo como nadie puede entender. Soñar en la misma dirección e incluso entendernos sin decirnos nada. Leernos sin mirarnos.
Esta conexión brutal solo se vive una vez.
Apreciado deseo, en otra vida, si es que la vivimos, en esta no nos hemos encontrado. Solo nos queda la esencia de la vida pasada y las vibraciones de volverlas a sentir.
Siempre nosotros
Deseos