Los efectos de los fenómenos naturales presentes en nuestro planeta representan un elemento vital para la invención narrativa, es savia para la literatura. En mi novela El perro viaja conmigo el protagonista narrador, al llegar a la isla canaria de Lanzarote frente a majestuosas paisajes volcánicos, cuenta: “Tomé la decisión de que Charco del Palo habría sido un lugar para mi inspiración narrativa y para Teddy un lugar de absoluta libertad. El océano con su enorme masa de agua, las rocas negras bajo el cielo despejado habían estimulado mi imaginación para una novela ambientada allí y tenía el asunto de que fuera el cuerpo en la naturaleza y en la vida humana. Recordé a Lucrecio, poeta y filósofo romano de primer siglo antes de Cristo y a su obra De rerum natura. Habría empezado por él para escribir mi nueva novela.” (pág. 38). Y así el cuento de los viajes con mascota desde Italia a la isla canaria en coche (con embarque a Cádiz para Arrecife) y de los días de vacaciones en la estupenda isla volcánica es también el cuento de la génesis de la novela Corpora mundi y de que el entorno geofísico nutre extraordinariamente la invención literaria.
Pronto los fenómenos eruptivos de la corteza terrestre se convierten en eficaces metáforas de los aspectos más turbulentos de la vida humana, y la filosofía materialista epicúrea une en la misma visión corpórea hombre y naturaleza. Así el magma que sube a la superficie terrestre no es sólo materia candente hecha de roca fundida y gas, sino la fuerza primordial de la vida que alimenta las nuestras pasiones y los deseos sexuales, y el cuento de las erupciones del Timanfaya en Lanzarote se envuelve en el cuento de tradiciones poblares de diablos y de magia irresistible. La imaginación narrativa del protagonista de la novela El perro viaja conmigo aprovecha las fuertes emociones en la ruta volcánica de Timanfaya para dar rienda suelta a su historia cuyo protagonista es Antonio, un polémico profesor de filosofía. “Imaginé también que el profesor diera su interpretación erótica sobre el relato del diablo de Timanfaya identificándose con él. El diablo es el magma que sale de la profundidad bajo tierra, y así el placer sexual es el magma de la vida que viene de largo desde origen del cosmos.” (pág. 82)
Es evidente que las emociones de los personajes literarios son en primera instancia las mismas emociones que prueba el autor del relato. Lanzarote es una isla única, es abstracta, imaginaria y el perfil de los volcanes y sus colores en contrasto con el cielo es algo mágico. Cuando por la primera vez puse los pies en la isla la visión extraordinaria de tantos conos volcánicos en una mirada profunda y ancha sin el estorbo de la urbanización me llevó a mi infancia y a otra tierra volcánica, la de los Campos Flégreos.
Los Campos Flégreos es una caldera volcánica a 9 km a noroeste de la ciudad de Nápoles, mi ciudad de nacimiento. Esta zona tiene aún 24 bocas de cráteres que caracterizan el horizonte aquí y allá, pero hundidos en una gran urbanización. Algunos de estos conos presentan manifestaciones gaseosas efusivas como en el área de la solfatara de Pozzuoli, donde viví mi juventud. Uno de los cráteres ahora es un lago llamado el Averno que en edad antigua fue estimado como el lugar de acceso por el infierno, el reino de Hades. Siempre me han fascinado los Campos Flégreos y mi imaginación literaria encontró savia creativa por unas novelas en lengua italiana, Vidas paralelas (2016) que tuvo como entorno la solfatara con su metáfora de un mondo caótico y explosivo y Eurídice para siempre (2022) quesin dudaidentificó en el lago del Averno la entrada al reino del más allá en el cuento del viaje de Orfeo que decidió penetrar en el reino de las sombras para recuperar a su amada Eurídice. Muchos son los elementos que unen los dos paisajes volcánicos con sus perfiles sugestivos de los conos, a pesar de los diferentes entornos de urbanización. De verdad los Campos Flégreos tienen también un lugar volcánico que recuerda el Timanfaya, un lugar que a menudo me gustaba cruzar porque me hacía imaginar a la superficie lunar. Es la solfatara de Pozzuoli. Ahora, pero, no es más posible visitar este lugar volcánico, porque está cerrado después que una familia de tres personas (una pareja con el hijo más pequeño), hace unos años, falleció por la caída en una fangosa fumarola. Fue una tragedia. Por lo tanto hoy en día los Campos Flégreos no tienen más un lugar volcánico por la visita aislado donde la imaginación está particularmente estimulada. La que en cambio en el parque del Timanfaya lleva la voz cantante. El Timanfaya se puede visitar en su vastedad devastadora. Es una experiencia extraordinaria. Desde el Islote de Hilario parten las guaguas por un recorrido dentro los desechos eruptivos del siglo dieciocho. El protagonista de la novela El perro viaja conmigo hace esta relación sobre el recorrido volcánico: “Realmente fue una vuelta que dio miedo por la carretera apretada, pero al mismo tiempo fue cautivadora. Me di cuenta de la grandeza de los volcanes.” (pág. 82)
Sin embargo la ciencia explica las razones de los fenómenos volcánicos, explica con detalles toda la complejidad de las erupciones, las fases, los materiales expulsados, los cataloga, y por ellos indica la cronología de las épocas de los acontecimientos. La biografía humana narra el sufrimiento de los seres vivientes y la destrucción ruinosa del medioambiente, la literatura interpreta los fenómenos con metáfora y reflexiones filosóficas hasta al punto de quedarse fascinada en frente a la enormidad de asolamiento terrestre. Estos espectáculos ruinosos fruto de erupciones de épocas cercanas y lejanas se pueden observar en varios puntos de la isla de Lanzarote y no sólo en el parque del Timanfaya. Son espectáculos muchas veces potenciados por la contribución del gran artista lanzaroteño del siglo pasado César Manrique, que supo combinar el arte material con la imaginación proveniente de la naturaleza geofísica.
Por supuesto las erupciones marcan los paisajes y solicitan capacidades creativas.
¡Cómo no recordar también la oda sublime del poeta italiano Giacomo Leopardi La retama o La flor del desierto (La ginestra en italiano)! En este poema la imagen destructiva es la de erupción del volcán el Vesubio, cercano a Nápoles, sobre todo aquella más devastadora que destruyó Pompeya. La retama se pone como el símbolo de la resistencia humana contra las adversidades de la vida. Lo que sorprende de la oda del poeta es cómo la geofísica una vez más es una fuerza inspiradora para un gran poeta por su visión cósmica para la comprensión y el análisis de la existencia humana. Después de la erupción del año 79 con la destrucción de Pompeya la última manifestación volcánica del Vesubio la ocurrió en 1944, durante la segunda guerra mundial y coincidió con la llegada a Nápoles de la tropas aliadas americanas.
En los Campos Flégreos para encontrar un fenómeno eruptivo tienes que dar marcha atrás al año 1538, cuando de repente una explosión volcánica originó una colina llamada Monte Nuevo de unos cien metros de altura en un lugar llamado entonces Tripérgola y hoy en día Lucrino.
El cuento de los fenómenos eruptivos del Timanfaya en Lanzarote es más complejo, incluso por las dimensiones de los acontecimientos volcánicos. Siempre en época histórica, el más ruinoso fue el de 1730 y duró seis años, siguiendo destruyendo un cuarto de la isla. El evento fue documentado por escritos del párroco Lorenzo Curbelo. La erupción más reciente, que ocurrió a Lanzarote, fue en el año 1824.