Infierno es un planeta desconocido por el ser humano, un planeta habitado por infernantes y criaturas mágicas en su esencia.
Los infernantes son seres muy complejos. Su apariencia es humana, a simple vista; pero si te fijas detenidamente, serás capaz de distinguir en ellos ciertos rasgos diferentes. Sus orejas feéricas, el color que baña sus iris o el que tiñe sus cabellos, son tan solo algunos de ellos. Cada infernante tiene su propia dádiva, su poder especial, y también la razón de su existencia.
La dádiva es innata, no puede modificarse u olvidarse. Estará presente en cada una de las etapas de su vida, aunque en algunas de ellas, el propio ser no sea consciente. Esta forma parte de su alma y, por tanto, ha de ser hallada y trabajada.
También los ojos son reflejo de su propia alma. Estos están cargados de magia, y es por eso que en determinadas ocasiones adquieren un brillo o un color especial. Es más, incluso las pupilas pueden adquirir un nuevo matiz o cambiar de forma en las situaciones más intensas.
Pero… ¿quién es Nora Wiseldom?
Nora es una infernante, aunque ella aún no lo sabe. Ha crecido en la Tierra, sin familia ni aspiraciones. Ha pasado su vida encerrada en el orfanato en el que se crio, leyendo y estudiando, apenas saliendo de su habitación. Todo cambia cuando la abducen unos «extraterrestres», que acaban siendo meros seres de su especie. Su vida da un giro cuando se ve pisando tierras que no son las suyas, apreciando colores que nunca pigmentaron el cielo de su antiguo planeta, creando vínculos con aquellos que comparten su secreto. Ese secreto que la persiguió durante años, esa sensación de no sentirse a salvo, de ser diferente. Y esa absoluta oscuridad que invade su mente.
O no, tal vez esto último solo lo siente ella.
