Estas breves líneas son una modesta y breve invitación para leer el libro “Entrevista con la historia”, de Oriana Fallaci.
En esta obra, esta referente periodista y escritora realizaba una evaluación de su interlocutor de turno. Solía anteceder sus agudas e implacables entrevistas con esta evaluación. Se documentaba con minucioso esmero para cada cita. Ubicada en el sitio fijado, estudiaba el comportamiento de su personaje en su ambiente, como un depredador a su presa. Aprovechaba los tiempos de espera, los cuales se conceden algunos presuntuosos para marcar distancia e intimidar al paciente invitado. Hay un adagio del libro El arte de la guerra, de Sun Tzu. Este libro fue escrito hacia el último tercio del siglo IV A.C. Como reza ese adagio: «el invitado lo tiene difícil, el anfitrión lo tiene fácil». Desde su posición, de invitada, descifraba la actuación de su anfitrión, aunque aquellas situaciones la pusieran en desventaja. De manera que cuando la entrevista comenzaba, Oriana Fallaci ya tenía una aproximación bastante útil de su contertulio. Además, conocía su entorno.
Aprecio tres aspectos relevantes en cada una de sus entrevistas. El primero es la antesala de la misma. Con una aguda descriptiva, ella dibuja de manera impecable cada personaje. La segunda es la entrevista per se, desarrollada con un estilo calculador, científico e incisivo. Por último, están las reacciones de la entrevista. Estas generaron excelsos documentos y críticas, para el consumo de la historia y para la agitada polémica. Tratándose de una compilación de entrevistas independientes estos tres aspectos se pueden encontrar dentro de la obra. Aquellas explosivas entrevistas la convirtieron en una especie de intermediaria entre los poderosos personajes. Como resultado, les abría las posibilidades para acercarse a otros relevantes actores. Ella se ubicó en ojo del huracán de los acontecimientos mundiales. Henry Kisinger era tan cuidadoso y distante con los medios de comunicación. Sin embargo, aceptó el encuentro. La entrevista que ella había realizado al general Giap en Hanoi en febrero del sesenta y nueve lo motivó.
A manera de ejemplo. Ali Bhutto era uno de los líderes de Pakistán e India que fue entrevistado a propósito. Indira Gandhi también fue entrevistada. Fallaci escribió:
“¡Me divirtió tanto verlos en la televisión mientras estrechaban las manos e intercambiaban sonrisas! La sonrisa de Indira era triunfante e irónica. La de Bhutto denunciaba tal incomodidad que, hasta a través de la imagen blanca y negra, se tenía la impresión de que los colores Ie subían a la cara.”
En la antesala a la entrevista con el mismo Bhutto escribió:
“El poder es una pasión más fuerte que el amor. Y quien ama el poder tiene el estómago resistente y el olfato más resistente aún. Los malos olores no le molestan. A Bhutto no le molestaban. Amaba el poder.”
De la entrevista con Golda Meir, extraigo textualmente esta perla del libro:
—«Señora Meir, ¿Cómo mira la muerte?
—«Mire, para mí asistir a la destrucción de una inteligencia es un insulto. No quiero que esto me suceda. Quiero morir con la mente clara. Sí mi único miedo es el de vivir demasiado tiempo.»
Jerusalen, noviembre 1.974
Se trata de una larga y variada lista de personajes. Ellos se convirtieron en hitos históricos. Entre ellos destacan: Henry Kisinger, Yaser Arafat, Indira Gandhi y el rey Husein I de Jordania. También Vo Nguyen Giap, el arzobispo Makarios, Nguyen Cao Ky y Mohammad Reza Pahlavi. No olvidemos a la primer ministro de Israel Golda Meir y su amado Alexandros Panagoulis.
Este libro permite conocer acerca de la historia contemporánea, de una manera clara, quizás por el hecho de ser contada por sus protagonistas a una incisiva e inteligente periodista.
Cosme G. Rojas D.
Enero de 2018
@cosmerojas3