Hola, a todos,
Voy a aprovechar mi primera entrada en este blog para hablaros del origen de la primera novela que he publicado con ExLibric, La melodía del abismo, una historia que comenzó a gestarse hace algún tiempo a raíz de otro de mis escritos.
Hace unos nueve años, poco después de terminar la carrera y antes de comenzar el doctorado, pasé por una fase de lectura en la que solamente pasaban por mis manos volúmenes de fantasía épica. Fue la etapa en la que leí las sagas de Canción de hielo y fuego, Geralt de Rivia, El señor de los anillos, y otras decenas de libros que abordaban la misma temática que quizás no sean tan conocidos. Durante este periodo empezó a fraguarse en mi mente una idea, algo sutil, sin mucho cuerpo, pero que podría resultar en algo interesante.
Como he mencionado, devoraba con placer y fruición un volumen de fantasía tras otro, llegando al extremo de narrar mentalmente mi vida. ¿Alguien ha visto Scrubs? Pues yo era John Dorian. Sin embargo, a pesar de que disfrutaba mucho de estas lecturas, internamente siempre me surgía el mismo interrogante: ¿los protagonistas tienen que ser heteros? Creo que la mayoría de los autores que he mencionado han introducido personajes que se alejan de la heteronormatividad, pero casi siempre (ojo, no siempre) alejados del papel protagonista. No me malentendáis, no soy partidario de la inclusión forzada, pero sí considero que, estadísticamente, debería haber personajes principales homosexuales o transexuales en ¿una de cada cinco o diez novelas? Si un porcentaje significativo de la población tiene una sexualidad no mayoritaria: ¿por qué solamente el romanticismo heterosexual tiene que ocupar una posición protagonista? ¿Por qué hay tan pocas novelas protagonizadas por lesbianas o por asexuales?
Como no encontré una obra que satisficiera este requerimiento (quizás no busqué demasiado), decidí pintar mi propia historia. Ya tenía algo de experiencia escribiendo, es un pasatiempo que me ha encantado desde joven, y había conseguido que me publicaran una novela a través de un concurso. Por lo tanto, me puse manos a la obra y escribí La melodía del abismo.
FIN
…
¡No! ¡Es broma! Primero surgió una novela corta (poco más de cien páginas), que titulé «Cielo y acero». ¡Qué bonito! ¡Y qué empalagoso! En esta obra nació el mundo de Ilargia.
Continuará.