Llega La Navidad… el portal has de montar.
Figuras del chino, con sus caras deformes y sus ojos de camaleón te observan desde un rincón. Un
poco de espumillón y ya está. Además ¿Quién los va mirar?
Llega La Navidad… compras has de realizar.
Ríos de gente de aquí para allá, corren estresados con deseos de arrasar, lo que compres qué más
da. Ya luego se devolverá.
Llega La Navidad…la cena de Noche Buena has de preparar.
Con 1000 pavos y sin ellos la mesa hay que llenar. Los manjares más exóticos has de probar, aunque
el niño prefiera una hamburguesa y nada más.
Si sólo comes ensaladas, ¿Cómo ahora te vas a atiborrar? Indigesta te encontrarás.
Las sobras para mañana y pasado quedarán.
Llega La Navidad… con las uvas vas a terminar.
Los cuartos por medio. ¿La campana sonó otra vez? -Ostras me equivoqué-. Todas al gaznate, -me
atraganté-.
El corcho del champán te deja ciega. El matasuegras en tu oreja. Papelillos a doquier que para
barrerlos te tirarás un mes. Y encima te duelen los pies.
Llega La Navidad… menos mal que los Reyes ya se van.
Sus Majestades a esa edad ¿no deberían recogerse ya? Tanto azúcar no es sano, aunque a los
dentistas lucrará.
Papeles, cajas, árboles, todos al contenedor. Menos mal que esto se acabó.