Hacía un montón de meses que no me asomaba a esta ventana, la de mi blog.
De nuevo manos a la obra, después de haber estrenado hace unos días mi segunda novela OBJETIVO BIRMANIA.
Esta segunda hija ha llegado cargada de amor, de mucho amor, y plena de alegrías, muchas.
Ha sido el fruto de muchas noches y también de muchas madrugadas en vela. En plena batalla febril para dar a luz una historia, nuestra historia. La que vivimos muchos jóvenes allá por los años 70 y 80, esos jovencitos que hoy peinamos canas.
Es el relato que, de alguna manera, continua y cierra mi anterior novela, LIBRO DE FAMILIA, pero con otros personajes.
Jaime cuenta, a través de sus vivencias cotidianas, todo lo que está ocurriendo a su alrededor. Retazos de su propia existencia que bien podría haber sido la de cualquiera porque para muchos de los lectores esos sucesos les serán francamente reconocibles.
El ritmo es trepidante, de tal manera que la lectura de la misma se hace fácil y amena.
Es una porción de nuestra vida muy importante, porque transcurre en aquellos conocidos como la TRANSICIÓN.
Finalmente, quiero hacer un recuerdo a modo de agradecimiento para dos personas tan relevantes que sin ellos habría sido imposible la consecución de sus objetivos.
Uno es José Espejo Ruz, además de amigo, escritor y prologuista de la novela.
Y también, para finalizar, agradecer a Santi Vaquero. Artífice de la mayoría de las fotografías que componen el collage de la portada, y que a través de sus imágenes pude presenciar de primera mano, como creció Madrid. En concreto Vallecas, un barrio surgido del barro.
Muchas gracias por vuestra atención.
Espero que os guste.