Tardé mucho en darle forma a mis emociones por ti. Creo que ese fue mi gran error. Estaba tan confuso, tan vacío, que tan sólo me centré en salir del pozo en el que me había caído sin darme cuenta de tu presencia…y, es curioso, ¿sabes? Porque ni siquiera esta explicación es exacta.
Tú eras mi luz, mi ángel. Eras una Campanilla guiando a un Peter Pan perdido. Cuando el mundo asfixiaba, el número de teléfono que marcaba era el tuyo; cuando quería sonreír, rebuscaba en los archivos de la memoria donde estabas tú; cuando quería celebrar, deseaba que fueras tú la primera en escuchar mis logros…
Me di cuenta de lo especial que eras cuando te descubrí alegrándote por éxitos ajenos más que si fueran propios. Comprendí el amor que te unía a tus familiares y amigos, en ese sentido, eras muy generosa, pero yo quería ser algo más…y justo esa voz era la que acallaba. No eras para mí…No eras para mí…
(«Hacia el invierno»- fragmentos ocultos)