Cogí el tren, ya siendo grande, cuando el tiempo había borrado la sonrisa inocente de la niña que nunca más sería.
Había visto miles de trenes cuando era pequeña, contigo de la mano en la estación que ya no brillaba como yo recordaba. Saludábamos a la gentecilla, aunque sabíamos que no nos veían ni nosotros a ellos, pero era divertido.
Ahora no estás, y yo estoy sola dentro del tren, viendo la casa pasar a toda velocidad, creo que si el tren pasa lo suficiente rápido el tiempo retrocederá, y nos veré de nuevo a las dos de la mano saludando a todos, más jóvenes, más felices. Te cogería la mano con tanta fuerza que ningún corazón roto nos volvería a separar.
El tren pasa rápido pero no retrocede, sigue avanzando hacia mi destino, dejando los recuerdos atrás, la casa, y la imagen fugaz de una niña y su abuela.