Confirmado, el maldito topicazo se cumple cuando escribes tu primera novela. Siento defraudar a los idealistas de postín, las emociones no vuelven a ser tan extremas como las que sufres cuando estás pariendo tu primera historia de ficción; en mi caso, localizada en un país remoto y que todavía no has visitado, anclada a una ventana temporal en la que ni vivías ni se te esperaba, documentándome en una lengua que apenas conozco, y para lo que debes fiar los matices a la supuesta inteligencia artificial de distintos traductores online… Y sufres, a cada palabra, frase y capítulo, instantes catárticos, de esos que no quedarán como los mejores de tu vida, o sí.
Y un día, la inercia arrolladora de tu convulsión contra el teclado, da la historia por tejida, pero lo que queda de tu maltrecho ego, ansía sangre, para salvar al texto de su autor, aquellas decenas de miles de palabras…y topar con la constatación de que aborreces varios de los pasajes que desembocan la trama, y que ya no sabes de donde sacar la energía para meter tus dedos en ese ovillo enredado, en el que seguro solo puede caer un pipiolo escritor. Tras esa sensación de fracaso anticipado, transitas por nueve tortuosos meses, estrujando las meninges, odiándote un poco más cada vez que piensas en la ya maldita historia que no sabes cómo concluir….Descubres un meandro en el río de la vida que sugiero avistar y navegar, ya que te lleva tan hasta el límite de tu reptiliana y somera existencia, que si no te eyecta de la escritura por el resto de tus días, te empuja hacia el camino de la resolución de aquella infamia ergo al amor eterno por escribir, y dibujar de nuevo las últimas cincuenta páginas de aquel sufrimiento creativo ya dura más de mil días.
Y desde hace unas semanas se ha hecho papel, y me dicen que hay que mostrarlo al mundo y que otros lo trinchen y sodomicen. Los voceros de los tópicos narcóticos te anuncian, ¡Pau, debes disfrutarlo!; y por supuesto que aunque viviré abundantes momentos de desdicha y acojone en las que el impostor escritor volverá a intentar joderte la vida de nuevo, espero que algunas micras de felicidad, balanceen el sufrimiento autoinfligido, y que la vivencia sea mínimamente memorable, y más teniendo presente, que el único escrutinio que me asusta es el de la propia Albane Ratsoverinana, que conociéndola como he aprendido a conocerla, ya me debe de estar advirtiendo con aquella mirada que solo saben proyectar, los que no soportan a los frágiles indecisos, hasta comprobar que son capaces de alcanzar lo que era obvio y visible desde el amanecer.
Las emociones vividas durante el paritorio, son imposibles de emular en esta etapa expansiva, el siete de mayo de dos mil diecisiete hacia las cinco treinta de la mañana, tomé por primera vez el tren del palpitar de tus propias vísceras y vivencias; y esa forma de sentir, solo volverá a aflorar el día que decida, si es que lo decido, desempolvar de nuevo la máquina de tejer historias….