Mi poesía dice: PRIMERO SIENTO, LUEGO DESCRIBO.
Escribir el desengaño, la rabia.
Darle voz al deseo a través de la palabra;
o simplemente, dotar a la voz,
de palabras escritas,
para que narre sus deseos.
Escribir bajo la condenada perspectiva
del sentimentalismo romántico;
dejar que los sentimientos habiten la piel,
dejar que las emociones reposen en el papel.
Escribir los gritos de la mudable primavera
cuando eriza fuerte,
cuando tiembla,
cuando arde…
Escribir el valiente duelo
y lo que susurra a media noche,
ese cobarde dolor.
Aceptar que el único dueño de su propio destino, es el tiempo;
y que a veces, no esboza el siguiente peldaño,
sino que lanza la piedra justo al borde de los pies,
invocando así al azar, y a algún que otro tropiezo.
Abre además la tierra abajo para tocar el fondo,
descubrirlo,
sentirlo,
vivirlo,
y volver a emerger para escribirlo.
Escribir nombre a lo desconocido.
Escribir sobre los vértices invisibles que la vida guarda,
para poder arrinconarnos las alas cuando el cielo rompa a llover.
Escribir al fin, la belleza y lo innato de la naturaleza:
Las flores, el agua, el cielo, los animales, los planetas, el universo…
¿Y el amor?
El amor hay quienes por viajeros, lo viven
quienes por amantes pasajeros, lo escriben
y quienes por poetas, lo sienten y describen…
…[Eso dice mi poesía]