No es fácil decidirse a publicar. Mucho más cuando pasas los 50. Pero yo necesitaba exteriorizar mi dolor, mi experiencia, mis aprendizajes. Así fue que, con 52 años, publiqué en 2021 «Sin reproches», mi primer libro.
En él hablo, a través de pequeños relatos y reflexiones, de mandatos familiares, violencia conyugal, inmigrar, desprenderse de lo material, cambiar de vida y reinventarse. Es un pedacito de mí que quise compartir.
Pero había más, mucho más, que en «Sin reproches» no me había animado a contar. Nace así el segundo libro: «De amores, pasiones y traiciones». Seis historias, increíbles pero reales, de mujeres que superaron adversidades y supieron salir airosas. Seis historias (algunas mías) que te conmoverán profundamente. Seis historias que no podía no contar.
Finalmente, sentí que era hora de reencontrarme con mi primer gran amor: la poesía. Y así, en un reencuentro casi idílico, decidí transformar mi historia en poemas y di vida a «Solamente RETAZOS».
Este poemario se divide en tres partes: «Aquella que fui», «Esa que mutó transitando caminos», y «Esta que no existiría sin Aquella y Esa». Todas las poesías que en este libro encontrarás, te cuentan una historia. Una verdadera transición desde el dolor hasta la propia superación. Solamente Retazos nace para completar y cerrar un círculo que empecé a dibujar hace dos años con «Sin reproches».
En este libro encontrarás, además de las poesías, dos relatos cortos, algunas reflexiones y citas de otras autoras con las que me sentí identificada. Está realizado con mucho amor y dedicación. Está pensado no solo para los amantes de la poesía, sino también para aquellos que le temen o le escapan porque piensan que la poesía es pesada, rebuscada y complicada. Si eres uno de ellos, te propongo que te animes a descubrir junto a «Solamente Retazos», que podrías cambiar de opinión. Y para ayudarte, te regalo la primera poesía del libro:
Retazos (I)
A veces siento que estoy compuesta
de los retazos de vidas ajenas,
que son tantos
que al final son nada.
En ese rejunte casi inmundo
se revuelca mi pena,
y veo escaparse mi vida
por una hendija de suspiro.
Sin embargo, son míos.
No son de otros esos pedazos.
Son restos descoloridos
de lo que, alguna vez,
fui.