Tu verdad y mis miedos
Te encontré un amanecer como ave solitaria extraviada.
Entraste en mí en ares de otras lunas plateadas.
A través del cristal nos conocimos…cruzando las miradas.
Verde el cristalino limpio y puro, con otro cristalino
miel… de vida dulce y agua.
Momentos inciertos vivimos por las dudas,
que nuestros corazones ignoraban.
Sombras silenciosas e inseguras fueron noches
de pesar y llanto en la almohada.
-A ti: te lo dedico, ya que pronto la sonrisa me acercabas.
La flor que un día creció del llanto, vuelve a secarse
para crecer de nuevo en nuestras almas.
Sin saber cómo emprendimos el camino.
Sin saber cuántas locuras nos aguardan.
¿Te acuerdas que me pediste elegir entre tu verdad
y mis miedos? …Y sin dudarlo yo te elegí… ¡¡y tú, callabas!!
Caímos nuevamente en el olvido, perdiendo el amor que tantas puertas nos cerraba.
-A Mí: Que te esperé cada mañana al igual que aquel ave
solitaria extraviada… escuchando tu voz enmudecida, solo música en el aire
yo escuchaba.
El rocío mañanero del camino mi rostro humedecía
mientras que a paso lento de tu recuerdo me alejaba.
-A ti: Que no olvidaste mi destierro, – me buscaste de nuevo
sabedor de que yo por tu querer aún esperaba.
Ninguno de los dos nos engañamos, – leales a lo nuestro
te aceptaba.
-A los dos: Que aún a modo de oasis del desierto,
deslumbrados por el sol buscamos la semilla que
puede renacer sin agua, aceptando nuestras dudas,
la verdad, los miedos y distancias.
-A ti, que fuiste mi pasión, y llegaste a mí cuando menos lo esperaba.
Hortensia Alcalá García.
Narración:
Cheña