Nacemos y crecemos con inquietudes. Inquietudes que bien podríamos satisfacer leyendo un buen libro. Aunque siempre aparecen agentes externos como la distracción que merman nuestra capacidad de leer con atención.
En cualquier caso, coger un libro, aislarnos y centrarnos solo en él trae consigo múltiples de beneficios de los que parece que no somos conscientes o al menos, no lo suficiente.
Así, que deberíamos mentalizarnos y asumir que leer de forma asidua aumenta nuestro vocabulario. Y es que adentrarse en nuevos mundos y entornos nos llevará a descubrir términos desconocidos que quizá por nuestra rutina nunca llegaríamos a coincidir con ellos. Además, aunque no conozcamos su significado, el contexto de la historia nos permitirá intuir qué quiere decir esa palabra y si no, bien podemos consultar un diccionario.
Leer es entrenamiento para el cerebro
Pero no solo enriqueceremos nuestro léxico, también entrenaremos nuestro cerebro. Así, leyendo conseguiremos estimular y ejercitar nuestra mente. Eso sí, solo si leemos de forma habitual.
Otro de los beneficios que nos aporta la lectura, quizá de los menos conocidos, es los patrones de sueño saludable. Así es, leer antes de dormir nos mandará señales de cansancio, ya que asocia que es hora de dormir y esto dejará en nuestra mente un sueño más positivo y relajado.
En esta línea de lo saludable, leer nos refuerza los tejidos del cerebro, lo que ayuda a prevenir ciertas enfermedades mentales, como por ejemplo el Alzhéimer. Y además de todo esto, conseguiremos combatir el estrés, nos entretendremos de forma económica, conseguiremos aumentar nuestra concentración y por supuesto, siempre tendremos algo de lo que hablar.
Ahora, después de esto lo mejor es abrir un libro 😉