Llega el Día de las Librerías (10 de noviembre) y pensamos que es necesario destacar la figura del librero, no solo para la difusión y promoción de los libros y de la literatura, sino de la vida en general. Y es que muchos creen que un librero es esa persona que lo sabe todo, un ser omnipotente capaz de responder cualquier tipo de pregunta como leíamos en un libro publicado por Jen Campbell titulado Cosas raras que se oyen en las librería (Malpaso).
Más allá de este Día de las Librerías, un artículo del periódico argentino La Nación habla de gran parte de estas anécdotas que sin duda alguna podrían tener su paralelismo en librerías españolas. Por ejemplo, habla el rotativo de confusiones de nombres de autores, títulos o países: «Saimon Mur por Sailor Moon, Uruguay por Paraguay o pensar que en un local se alquilan libros porque se llama Aquilanti». Son historias que se daban en librerías de Buenos Aires.
Algunas de las preguntas más insólitas son:
- ¿Tiene algún libro con el pronóstico del tiempo para el resto del año?
- ¿Tiene algún libro de este tamaño, así me entra en la estantería?
- ¿Puedo dejar acá a mis chicos y en una hora los vengo a buscar?
- ¿Venden pasta de dientes?
- ¿No tienen algún libro con mi nombre?
- ¿Es una librería pacifista ésta que no tiene una sección de guerras y armamento?
El blog Bibliochorradas apunta también anécdotas de librerías muy rápidas:
- Hola, tenéis un libro del que no sé ni el autor ni el título… lo único que sé es que es rojo y sale un hombre en la portada con el brazo levantado…
- – ¿»La fecundación de las orquídeas»?
– Pues no sale nada.
– Es de Darwin.
– Bueno… tenemos «El origen de las especies». - Guiri pregunta algo así como – ¿Toilet?
Librera despistada: – Al fondo, a la izquierda
La misma guiri un rato después: – «Toilet», by Stephenie Meyer
– Caramba, ¡TWILIGHT! - – ¿Tiene algo de Hemingway?
– Ahora sólo me queda «El viejo y el mar».
– Pues deme EL MAR.
Y es que muchas de las historias reales de los clientes de una librería podrían formar, sin duda, parte de la ficción de los libros, ya que en ocasiones, surgen escenas protagonizadas por clientes despistados o lectores fanáticos. «Siempre aprendemos cosas de nuestros clientes y les estamos agradecidos», afirma Lucio Aquilanti en La Nación.
El caballero que solo compraba Biblias
También hay clientes fieles, pero peculiares, como el señor D’Aloisio, que solo compra biblias. Hernán Lucas, autor del libro Aquilea. Crónicas de una librería explica que después de pagar las biblias, le pide:
«Que les borre el precio y, en ese lugar, escribe su nombre. A veces, para obtener una biblia nueva, me vende alguna, pero siempre las recupera. Le es fácil comprobar cuáles son las «suyas»: busca su firma. Cuando viene a comprar y no encuentra, al rato vuelve para venderme alguna. Lo que él en realidad busca es mantener un equilibrio entre sus biblias y las de mi librería».
Por su parte, la dueña de la librería Caleidoscopio, Liliana Libedinsky, afirma que un chico llegó a pedirle una vez que le contase un cuento, aunque una pregunta habitual es: «¿Te leíste todo lo que tienen acá?«.
¿Tiene usted el Necronomicón?
Están también los que han llegado a pedir libros que no existen. Claudio Díaz, de la librería Entelequia, explica que el autor de literatura de terror, Lovecraft habló en su obra de un libro mágico, el Necronomicón, con el que sus personajes invocaban a demonios. Era ficticio, pero no impidió que algunos lectores lo buscaran en la librería, tanto tanto que algún editor avispado ha llegado a publicarlo.
La web La librería de Javier también cuenta algunas anécdotas sucedidas en su librería. Una de ellas es la de una madre que llega junto a su hija preguntando por el muñeco de un cerdito que lee que había en el escaparate. La mujer pide el precio del muñeco, que no está a la venta porque era un elemento decorativo. Sin embargo, la niña está encaprichada y la madre tiene que sacarla a rastras de la librería mientras dice: «Ese señor es demasiado mayor para tener un cerdito».
Si quieres conocer más sobre anécdotas en librerías en Zenda Libros tienen un artículo extenso y emotivo titulado Libros y Anécdotas en el Día de las Librerías.
Y también hay otras preguntas que se dan en una librería, podrían ser de mofa, pero son realidad: ¿Tiene el libro de Belén Esteban? Pues sí, existe y se vende. También nos gustaría que las librerías apostasen mucho más por los libros de autoedición, aunque nosotros en concreto estamos muy satisfechos por la acogida que se da en las librerías a nuestros autores y son muchos los escritores que presentan sus obras en las librerías más emblemáticas de pueblos y ciudades de España.
Un libro es siempre una excelente adquisición
Así, por séptimo año consecutivo, el 10 de noviembre las librerías de toda España celebran el Día de las Librerías, impulsado en España por CEGAL en una fiesta con la que se quiere recordar que un libro es siempre una excelente adquisición y que el mejor lugar para hacerla es, sin duda, una librería.
2 comentarios
Ante la pregunta «Tiene algún libro con el pronóstico del tiempo para el resto del año?» la respuesta es SI. El Calendario Zaragozano. El Calendario Zaragozano es una publicación anual española que incluye una predicción meteorológica no científica del tiempo para un año, así como un almanaque. Este pequeño boletín se edita desde el año 1840 por Mariano Castillo y Ocsiero (es la persona que aparece en la portada de la publicación, y que se anuncia como el «Copérnico español»), e incluye esas predicciones. Ya desde las primeras publicaciones se hizo muy popular, sobre todo entre los campesinos.1 El contenido del pequeño boletín viene indicado por el subtítulo: «Juicio Universal meteorológico, calendario con los pronósticos del tiempo, santoral completo y ferias y mercados de España». Es frecuente encontrarlo comercializado en librerías y quioscos. El nombre del almanaque es un homenaje al astrónomo español Victoriano Zaragozano y Gracia Zapater que en el siglo XVI elaboraba sus propios almanaques.2 Esta publicación, debido al éxito alcanzado en España, fue imitada en países de América Latina, como es el caso de Venezuela, donde en el siglo XIX se editaba el calendario de Rojas Hermanos.
Muchas gracias por la aportación Álvaro, muy interesante, buscaremos el Calendario Zaragozano.