Víctor, Sara y Ángel querían regalar algo a su abuelo con motivo de su 80º cumpleaños. En una fecha tan especial querían también hacerle un regalo especial, por lo que empezaron a moverse en su búsqueda desde meses antes, aunque dudaban sobre qué podría hacerle ilusión a un hombre mayor que había vivido tanto y que aunque seguía dando sus paseos diarios y manteniendo algunas tertulias con amigos, ya no tenía la misma actividad que en años atrás.
Víctor, Sara y Ángel estuvieron en tiendas, visitaron webs de compras e incluso preguntaron a sus padres sobre un posible regalo, pero seguían sin tenerlo claro. Una tarde escuchando las historias de de juventud del abuelo, les habló de un cuaderno donde había ido anotando todas las experiencias de un viaje en barco a América que había realizado cuando era un aprendiz, un cuaderno que estaría guardado en algún cajón de la casa y que no encontraba. Había intentado reescribir todo lo que guardaban aquellos papeles, pero le era complicado.
A los tres se les ocurrió la misma idea: había que buscar ese cuaderno. Al día siguiente, cuando el abuelo salió a dar su paseo, los tres llegaron a la casa y empezaron a mirar por todos los cajones, armarios y rincones de la casa y tras una larga búsqueda, el cuaderno apareció. Eran más de 200 páginas de anotaciones donde narraba anécdotas de navegación, las visitas a distintos países, la forma en la que había conocido a personas importantes e incluso la añoranza que sentía por una guapa chica que se había quedado en España y que terminaría siendo su abuela.
Víctor, Sara y Ángel se pusieron a trabajar durante varias semanas frente al ordenador repartiéndose el relato y dando una forma de novela a todo lo que su abuelo contaba en el cuaderno de viaje. A través de una editorial de autopublicación consiguieron que le hicieran la maquetación, un diseño profesional de portada, la corrección, el registro legal y la impresión, haciendo realidad un libro titulado El viaje del abuelo César por Víctor, Sara y Ángela.
El día del cumpleaños, tras soplar la tarta con 80 velas y delante de toda su familia, los nietos entregaron a su abuelo el viejo cuaderno junto al libro en cuya portada aparecía el título y una fotografía de su viaje, César no pudo contener las lágrimas de emoción, ya que además de haber añorado el cuaderno durante muchos años, una de sus grandes ilusiones siempre había sido contar aquellas vivencias en un libro.
Varios medios de comunicación además reflejaron aquella emotiva historia que se hizo viral en las redes sociales dando al abuelo la importancia que merecía.
Historias como ésta, de generación de ilusión en la realidad más cotidiana, pueden ser posibles gracias a editoriales como Exlibric, capaz de llevar a buen término el sueño de aquellas personas que quieren publicar un libro o, como en este caso, de contribuir a la felicidad de personas muy cercanas.