Cuando escribimos una obra narrativa, ya sea una novela o un relato, a la hora de planificarla y organizarla, los teóricos hablan de tener en cuenta los elementos básicos de la narración. Con ellos nos referimos a aquellos que pueden ser considerados como elementos estructurales, parte fundamental de la historia y que hace que podamos plasmarla de forma concreta. Puede que estés pensando en publicar un libro, pero que estos aspectos narrativos sean desconocidos para ti.
Analicemos uno a uno estos elementos de la narración:
1. La acción
La acción es el conjunto de acontecimientos que suceden a los personajes y van configurando la historia. Normalmente, en una narración aparecen varias acciones, una es la central y las otras, de carácter secundario, se subordinan a ella para complementarla o para dar variedad al discurso, demorar el desenlace u ofrecer aspectos adicionales. También sería posible combinar en un mismo discurso narrativo varias acciones principales, pero se perdería la imagen de unidad global. Algunos novelistas han utilizado el efecto denominado «contrapunto» consistente en presentar varias historias que se combinan y alternan sin previo aviso. Esto obliga a una participación más activa del lector en la descodificación del mensaje.
2. El narrador
No puede haber narración si no hay una voz que lo cuente. Esa voz se conoce como narrador y es la voz que cuenta la historia o figura que conduce el relato. Presenta a los personajes, explica las circunstancias en que se desarrollan los hechos…
En el discurso literario, se presenta un amplio abanico de posibilidades en cuanto al narrador. Además de su papel narrativo, lleva a cabo otras cuatro funciones:
- Rectora: organiza el texto narrativo.
- Comunicativa: busca una respuesta por parte del receptor.
- Testimonial: por su relación afectiva, moral o intelectual con la historia narrada.
- Ideológica: concretada en comentarios didácticos, filosóficos y explicativos.
Existen diferentes clases de narrador:
- Explícito o implícito: si se dirige abiertamente a los lectores o permanece oculto en la narración.
- Externo o interno: si no participa como personaje o sí lo hace.
- Único o múltiple: según las voces que aparecen en la misma narración. Si el narrador es múltiple se habla de «visión estereoscópica», «narración multivisional» o «relato tipo rosetón».
- Narrador omnisciente: conoce totalmente los hechos, pero no interviene en ellos.
- Narrador limitado: es un observador externo que tiene conocimiento parcial de los acontecimientos.
- Narrador protagonista: emplea la primera persona y ha vivido los hechos personalmente.
- Narrador testigo: sin ser protagonista de la historia, participa en ella y la cuenta según la forma en que le afecta.
3. Los personajes
Los personajes o agentes que llevan a cabo la acción suponen otro de los elementos básicos de la narración. Existen diferentes campos para clasificar a los personajes. En cuanto a la caracterización pueden ser simbólicos (representan una realidad abstracta), prolongación del autor o sacados del natural (basados en figuras reales), imaginarios (producto exclusivo de la fantasía), tipo…
En cuanto a las funciones que desempeña un personaje en el conjunto de la narración, se puede hablar de cuatro papeles fundamentales: agente de la acción, mero elemento decorativo, portavoz de las ideas y experiencias del autor-narrador y ser ente independiente con vida propia presentado como un ser que escapa al control de su creador.
Pero hay diferentes teóricos que hablan de otras clasificaciones como personajes agentes y pacientes o influenciadores, modificadores y conservadores.
Quizás la clasificación más difundida habla de personajes nucleares (si constituyen el eje sobre el que giran los demás personajes) entre los que se encontrarían los protagonistas (cualidades positivas) y los antagonistas (fuerzas contrarias); adjuntos y secundarios (acompañan a protagonistas y antagonistas) y fugaces y episódicos (aparecen esporádicamente).
4. El punto de vista
También conocido como focalización, el punto de vista es la perspectiva desde la que se enfoca la narración. Jean Pouillon en su obra Tiempo y novela distingue entre:
- Visión por detrás: el narrador se separa de los personajes y se sitúa en una posición de privilegio que le permite indagar en las circunstancias más íntimas.
- Visión con: el narrador se identifica con uno de los personajes reduciendo el conocimiento de los hechos.
- Visión desde fuera: el narrador es un mero observador externo.
Por su parte, Gérard Genette habla de focalización cero cuando el narrador adopta el punto de vista de los personajes que intervienen en la historia, focalización interna cuando la narración la ofrecen los mismos personajes y focalización externa cuando los hechos suceden ante el narrador sin que éste pueda interpretarlos porque desconoce a los personajes.
En definitiva, hablamos del conocimiento del narrador como ser omnisciente, conoce todo sobre la historia y los personajes, equisciente, que es un simple observador, o deficiente, no puede penetrar en ninguno de los protagonistas.
5. La voz
La voz es el registro desde el que se realiza la enunciación. Se suele distinguir entre las diferentes personas gramaticales:
- Primera persona: implica necesariamente la identificación entre narrador y personaje.
- Segunda persona: consiste en dirigir el discurso explícitamente a un «tú» o a un «vosotros», que en realidad es un desdoblamiento del «yo».
- Tercera persona: puede oscilar desde el conocimiento absoluto hasta la simple contrastación de lo externo. Es la opción aparentemente más neutra y veraz.
Otros autores creen este esquema incorrecto. Genette habla de relatos homodiegético cuando el narrador forma parte de la historia que cuenta y heterodiegético cuando es un sujeto ajeno.
Norman Friedman amplía la clasificación con hasta ocho modelos de voz. Si quieres ampliar al respecto puedes leer el libro Punto de vista en la ficción. El desarrollo de un concepto crítico.
6. El modo
El modo es el tipo de discurso utilizado por el narrador para hacernos llegar la historia. Se distingue entre el discurso del narrador (diégesis en la terminología clásica) y discurso de los personajes (mímesis). A partir de esto se realizan diferentes clasificaciones.
Genette distingue entre relato de acontecimientos y relato de palabras. Dentro de relato de palabras propone:
- Discurso narrativizado: el más distante del original.
- Discurso transpuesto: utiliza el estilo indirecto.
- Discurso mimético o restituido: el narrador se limita a introducir el discurso del personaje que se expresa directamente.
7. El espacio
El desarrollo de la narración implica que los hechos ocurran en un determinado marco espacio-temporal. El espacio podría definirse como el lugar geográfico en el que se instalan y realizan sus acciones los personajes. Puede ser desde unas simples coordenadas, una ciudad real, ficticia, un conjunto de lugares o en muchos casos el espacio puede ser hasta el verdadero protagonista de la historia.
8. El tiempo
El tiempo es condición indispensable para el avance del relato. Es importante tener en cuenta la etapa cronológica en que se desarrolla la historia y funciona como elemento estructurador de la narración. Muy ligado a ese tiempo en la narración está el ritmo narrativo o adecuación entre el tiempo de la historia o el tiempo del discurso. Genette mide este tiempo en función de tres ejes:
- Relaciones entre la sucesión de los hechos en la historia y el discurso. Se puede hablar de temporalización lineal (el orden del discurso coincide con el de la historia) y temporalización anacrónica (el discurso da saltos en lo que es el orden cronológico de la historia).
- Relaciones de duración.
- Relaciones de frecuencia.
En la narrativa tradicional la sucesión siempre suele ser con una ordenación lógica, normalmente lineal, aunque se distingue cuando todo el interés se centra en el desenlace, parte del inicio y termina por el final de la historia; cuando la narración es in media res, el discurso empieza por un momento intermedio y también puede ser in extrema res, cuando empieza por el final y lo que interesa son las circunstancias que han conducido al desenlace.
En cuanto a la duración, Mieke Bal diferencia entre cinco modalidades:
- Elipsis: se suprimen fragmentos de la historia.
- Resumen: se condensan periodos de tiempo amplio.
- Escena: historia y discurso se desarrolla en tiempos aproximadamente iguales.
- Deceleración: el narrador se demora en reflexiones o descripciones minuciosas y aumenta el tiempo.
- Pausa: se incorporan al discurso partes que no están presentes en la historia y esta se paraliza.
Como ves, el desarrollo de una narración tiene muchos elementos. Aunque la teoría escrita al respecto es mucha, nosotros te aconsejamos que aunque lo tengas presente, tampoco tienes por qué cumplir una tipología concreta en cada elemento. A la hora de cómo escribir una novela es importante tomar decisiones al comienzo sobre el narrador, el punto de vista, la voz, el tiempo y el espacio en consonancia con la historia que tienes entre manos.
Cuando te pongas a escribir podrás darte cuenta de que lo que habías decidido no termina de funcionar y el discurso no fluye como esperabas. No te preocupes, es difícil que todo ruede desde el principio y es algo que deberías notar en los primeros capítulos. Intenta adaptarlo y cambiar antes de que tengas la novela más desarrollada.
En definitiva, no hay fórmulas mejores yni peores, para cada historia, cada personaje y cada forma de escribir se adaptan unos elementos mejor que otros. Define tu estilo personal y aplica los elementos con los que te sientas más a gusto. Ya sabes que en la Escuela de Escritores Campus ExLibric tenemos a tu disposición un Curso de Narrativa.
