El corazón susurra a voces que sigas corriendo. Con osadía, sin detenerte a pensar qué será de ti tras esa última pisada que te hace caer, que te hace volar. Sin saber que el silencio asusta más que saltar. Sin medias verdades, con todas las cartas sobre la mesa. En un reflejo de lo que soy, con el corazón de par en par… A tumba abierta.