Cientos, o quizás miles, sean los escritos y obras literarias sobre la existencia de un dios divino que rige el mundo y nuestras vidas. Unos creen en el islam, con Alá y su mensajero, Mahoma, en la Tierra. Por otro lado está el hinduismo, cuyos seguidores creen que su religión es la más antigua. Otros practican el budismo y adoran al dios Buda. También tenemos el judaísmo, el taoísmo, el sintoísmo, los protestantes, los anglicanos (rama del protestantismo) o el cristianismo, cuyos fieles creen en un dios, que no sé dónde vive, y en su hijo, Jesucristo, que vino a la Tierra para salvarnos y redimirnos a todos.
Sin embargo, la religión más practicada es el ateísmo, que es la verdadera y que se fundamenta en no creer en nada, pues nadie puede demostrar la existencia de ningún dios. La Iglesia católica o cristiana se identifica por tener un dios misericordioso, indulgente y compasivo, pero que, no obstante, permite que los seres humanos, creados por él a su imagen y semejanza, sufran hambre, guerras y enfermedades tan crueles como el Alzheimer. ¿Qué clase de dios es ese? ¡DIOS NO EXISTE!