Antara y el cangurito blanco es un alegato de amor y deseo de bucear en el universo de los niños y hacerles ver que la violencia puede y debe ser superada por el amor. Es necesario proyectarlo hacia todo lo que nos rodea y, por eso, se sustituye «tierra» por «madre tierra».
Es un cuento para mostrar a los niños que existen personas que viven una cultura diferente a la nuestra, pero que aman y sufren igual que nosotros y a los que hay que tender la mano, igual que Antara y el cangurito Wall, para caminar juntos, aprender y ayudarse, porque ese, y no otro, es el camino.
Isabel-Antara, Wall y Byamee son el refl ejo de ese puente necesario entre culturas diferentes capaz de permitir el encuentro.