Cronopios es el primer libro de una trilogía titulada «A dos manos». Esta primera parte la he escrito yo, pero a medias. Casi toda está inspirada o son historias contadas por mis visitantes nocturnos, los bichitos azul-Bilbao. Por supuesto, mi amigo complementario, el entrañable Bartolo, también ha contribuido con su legado y sus impertinentes aportaciones. De hecho, toda la trilogía es mestiza, tiene autoría compartida. Está escrita «a dos o a muchas manos» y la más importante es la de ese otro yo mío exfuturo y cambiante, que todo escritor anhela o se inventa. Su mano es la más valiosa, no solo por la habilidad de su pluma, sino también por la sustancia y mérito del contenido. En definitiva, el nombre del autor es lo de menos, porque al escribir siempre aparecen muchos yos, pretéritos o exfuturos. Estamos hechos de muchas capas complementarias y mestizas, cuando no contradictorias.