Cada poeta avanza y traza su camino bajo el umbral de la incertidumbre, y ahora se ve a Carlos Álvarez adentrarse en su propia creación. En ella hay una parte visible y otra parte aún velada, guiada por el convencimiento de lo que dice, o nos insinúa. Esto último es lo que va a recibir el lector atento, ese que sigue su curso y su recorrido. La selección que aquí tenéis, con unas líneas elegidas entre los seis libros ya elaborados y que se unirán a los dos publicados anteriormente, son sus composiciones más afiladas y concretas, en las que ha pulsado la emoción, la duda o la certeza. Además de eso, hay una historia paralela por descubrir, tan inconfundible e intensa como estos destacables fogonazos.