Lo que he intentado decir o sintetizar con la frase «la arquitectura es el arte del equilibrio» es que la arquitectura, cuando lo es, cuando así se reconoce a una construcción —pues la mayoría de las construcciones no son arquitectura, sino meramente construcciones—, es clásicamente la madre de las artes, porque en ella se integran las demás artes: pintura, escultura, escritura… En la arquitectura no tienes que utilizar la imaginación para estar, para vivir dentro de los espacios que genera, pues uno está físicamente. Para ello se necesita el arte de concebir y de construir con los medios humanos, económicos y técnicos que se tienen en cada lugar y tiempo. Con un equilibrio entre los diferentes elementos, sí llega a ser arte.