Las tijeras del gran impostor es una reflexión honda y sincera sobre el tiempo que camina «desagradecido, marcial, serio e inexorable»; ese tiempo que nos interpela sobre la condición humana y la importancia de lo que nos rodea. La soledad aparece en la obra como un bien escaso que hay que proteger, porque solo en ella nos conocemos: el silencio interior está lleno de palabras («Echado sobre una nube») que suponen el remedio contra la confusión. Por el contrario, en «Si la música te arrastra» se muestra la actividad febril con que huimos de nosotros mismos para no tocar «el espíritu marchito y esclavo del hombre que somos».
