Las personas estamos hechas de cinco tiempos. Junto con los tres tiempos físicos de pasado, presente y futuro, está todo aquello que aconteció antes de que naciéramos y todo lo que sucederá después de nuestra presencia en la tierra.
Nuestros antepasados dejan como herencia huellas energéticas de profundo calado. Algunas de esas huellas llevaron a Uxía al momento en el que está, subida al muro del faro más alto de las islas Cíes, con los brazos abiertos al cielo, deshaciéndose en el azul que la rodea, golpeando el pecho con el latir agitado del mar bajo sus pies, más allá del acantilado. En ese punto, su cuerpo se eleva y salta; la niña que alberga en su vientre siente vértigo, ya nada importa, el caos ha comenzado… o terminado. Todo depende de quién y cómo lo vea, todo depende del tiempo en el que te sitúes.