No pretendo que las posibles enseñanzas que se puedan derivar de mis vivencias expuestas en este texto sean asumidas al pie de la letra; solo quiero advertir al lector de las gravísimas consecuencias que se le pueden incrustar en su intelecto y, por consiguiente, en su comportamiento y forma de ser, si permite que el invisible y satánico monstruo de la ignorancia generalizada se convierta durante toda su vida en su inseparable mascota.
Por esto, los padres tienen la enorme responsabilidad de iniciar, ayudar y concienciar a sus hijos de la inexcusable lucha para noquear, aplastar y eliminar a la invisible y diabólica bestia. Si estos se conciencian de que el invisible monstruo se lo tienen que quitar de encima, entonces serán los responsables y encargados, a partir de su adolescencia, juventud y en la primera etapa de adultos, de hacer el máximo esfuerzo y sacrificio para eliminar de forma definitiva a la invisible y cruel bestia de la ignorancia generalizada.
Respecto a mis creaciones, estas están dirigidas de forma vehemente a los políticos responsables, asesores técnicos e industriales honrados del ramo, porque no hay derecho a que, todavía en el siglo XXI, continúen muriendo o quedando mutilados cientos de motoristas por culpa de unos guardarraíles anacrónicos instalados en nuestras carreteras, autovías y autopistas.