Llegar hasta aquí no ha sido fácil, ha sido un camino de lucha, desesperación, lágrimas y de esfuerzo constante, con etapas de desconexión de la realidad, porque me sentía incapaz de enfrentarla. Contar cómo te sientes y cómo vives tu vida con una enfermedad crónica puede ayudarte a desahogarte en determinados momentos, pero lo cierto es que te vuelve más vulnerable. Sólo cuando has asumido que tu vida real es esta, y que sigues siendo esa persona maravillosa que siempre fuiste, estás preparada para abrirte a los demás.
Durante mucho tiempo sentí la imperiosa necesidad de que me comprendieran, de que me ayudaran. Ahora es distinto. Si he hecho esto, si he escrito estas páginas ha sido para que las personas que me lean puedan identificarse conmigo, para que no crean que están locas, para que sepan que esto que nos pasa es una enfermedad, aunque algunos profesionales se empeñen en negarlo o lo cataloguen como síndrome. No soy médico, sólo estoy enferma. Padezco fibromialgia y fatiga crónica, además de otras enfermedades autoinmunes. Pero nunca antes de que la fibromialgia y la fatiga crónica aparecieran en mi vida me he sentido tan enferma y limitada en mi día a día como ahora.