En el sosiego sonoro de la noche la inspiración me despierta frecuentemente y me susurra una palabra. Después llega un verso, que casa a la perfección con el siguiente, respondiendo a una alquimia casi mágica. Estoy exhausta, pero me levanto sobresaltada y anoto esas ideas, que intuyo se desvanecerían como agua entre mis dedos si no lo hiciera. En esta fase REM, el entusiasmo me posee y lo traduzco en palabras trazadas en mi hoja de papel. Al día siguiente, cuando me levanto, me fascina que sólo Mientras duerme la noche he podido desnudarme en sentimientos y recuerdos que perfilan a aquellas personas, objetos, sonidos, olores… que me han inspirado para recorrer este maravilloso camino.