Este libro no quiere ser una sentencia particular ni un juicio resolutivo que niegue de forma concluyente la existencia de Dios. Solo se afirma que muchos millones de seres humanos han sido y están siendo masacrados, explotados o manipulados por otros prójimos criminales, tiránicos, hipócritas o parásitos sociales con el beneplácito de Dios, si es verdad que existe. Tampoco, y bajo ningún concepto, los personajes del libro pretenden ofender o injuriar a ningún creyente de cualquier credo o religión. Solo hacen uso de los textos bíblicos, doctrinales e históricos y, por supuesto, de su razón y libertad de expresión como seres humanos para llegar a la rotunda conclusión de afirmar que Dios no existe.
Las mismas consideraciones se deben tener en cuenta al analizar las valoraciones que los actores del texto hacen de las ideologías políticas, de los políticos corruptos y traidores, de los gobiernos felones, de los detestables medios de comunicación apesebrados, de los execrables poderes fácticos, de las infanticidas prácticas abortivas, etc. Y todo eso como consecuencia de la gran preocupación que sienten por la enfermedad letal que padece nuestra sociedad universal, y España en particular. Por último, si después de reflexionar sobre tantas tragedias humanas individuales y colectivas, decididas, consentidas, dirigidas y observadas por Dios, los protagonistas de esta obra concluyen con la contundente negación de su existencia, después de haberlo venerado durante más de cincuenta años, ¿por qué no concederles la gracia de que puedan imaginar y nos presenten su mundo ideal?