Con Prisionera llega el fin de la trilogía sobre la vida de Catalina de Erauso, una mujer del siglo XV que luchó por vivir en iguales condiciones que los hombres, cuyo brutal dominio en aquella época dibujaba un mundo oscuro para el sexo femenino. Catalina fue una mujer especial, un ser que peleó contra el sistema dominante, contra la misoginia de la Iglesia y los reyes, que se negó a vivir arrinconada a expensas de los caprichos de un marido y sobrevivió gracias a su magistral astucia argumentativa.
Cuando hayan acabado de leer la trilogía, probablemente muchos piensen que era una mente desequilibrada, otros creerán que su cabeza tocaba el límite de la cordura y los demás, libres de prejuicios, entenderán que actuó llevada por el odio a un sistema social y moral enfermo, que negaba a la mujer su igualdad y su libre expresión sexual.
