L. Manuel Albaladejo (Badalona, Barcelona, 1996) nunca fue un gran fan de la lectura, exceptuando el cómic japonés, hasta que a los doce años le regalaron un libro de Laura Gallego que le causó un gran interés. Desde entonces no ha parado de devorar el género de fantasía, abstrayéndose del mundo real y avivando su deseo de crear mundos fantásticos. Trabajando en la construcción, aprovechaba los descansos para escribir su primera novela. A día de hoy, trabajando en un taller de coches de competición, no deja de pensar e idear nuevos mundos y personajes con los que conformar grandes historias influenciado por los autores japoneses de manga y los grandes escritores del género literario fantástico.